Se nos ha ido Santiago con la misma discreción de la que hacia gala en el centro. En Nochebuena nos decía adiós, noche emblemática y mágica para los niños. Hacía su trabajo con dedicación, entusiasmo y perfección. Poco a poco fue formando parte insustituible del colegio. Para él no había nada imposible: a todo le encontraba una solución ingeniosa. Un hombre bueno que vamos a echar mucho de menos. Te recordaremos siempre.